El desarrollo turístico de los países europeos y latinoamericanos es bastante dísimil en cuanto a las etapas en que se encuentran, los recursos económicos disponibles, la infraestructura de apoyo, las capacidades locales y la intervención humana. No obstante, en ambos escenarios es necesario realizar una intervención turística social y ambientalmente responsable, mediante la puesta en marcha de alternativas ecológicamente sostenibles, socialmente integradoras y económicamente justas.
En este contexto, la dinámica de trabajo de los proyectos opera en el siguiente marco de acción:
El turismo es una actividad compleja y delicada que puede traer muchos beneficios pero también muchos deterioros si no se gestiona correctamente. Se requiere sinceridad respecto a la viabilidad de un proyecto ya que, por lo general, ilusiona y compromete tanto a gobiernos como a la población local; sin embargo, cuando se aborda sin la debida preparación, los problemas y descontentos surgen tarde o temprano.
La palabra participación es un concepto ampliamente utilizado a nivel de teoría, pero con escasa aplicación real en la práctica. Es un elemento que debe estar presente en forma transversal en todo el proyecto para lograr un desarrollo sostenible. No existe una conceptualización única acerca del enfoque participativo, sino que cada proyecto debe implementar una estrategia participativa de acuerdo a las características de los actores involucrados en él.
El cuidado ambiental de los destinos turísticos implica una co-responsabilidad de gobiernos, población local, sector privado y turistas. Es fundamental generar conciencia de los impactos generados, al reconocer que debemos ser parte de un turismo sostenible y que nuestras acciones repercuten en el entorno social, económico y medioambiental de un lugar. En este contexto, los proyectos promueven el ahorro de agua, de energía, el reciclaje y el consumo responsable.